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estan atados al cuerpo mortal, y los que transmigraron al seno de la eternidad; deseamos unirnos a los que son ya eternamente felices; deseamos ser utiles 4 los que se encuentran detenidos en las carceles donde son purifica- dos; ; puede darse armonia mas dulce entre los animos? éPodia salir tan gran sistema de union de otras manos que de las del Criador? Pues bien: este sistema admirable. es comun al rey y al vasallo, al rico y al pobre, al hom- bre guerrero y al inerme ciudadano. Apoyado en estos principios,no he dudado sania que es compatible la bizarria militar con la piedad cris- tiana; mucho mas podré publicar esta verdad al ver hoy ocupado el santuario del Rey pacifico por denodados campeones-y soldados, 4 quienes las glorias de las ar- mas no hacen olvidar la religiosidad de sus creencias; si, esos corazones que, cual muro férreo, resistir pueden a legiones numerosas, han tenido siempre en su fondo un gérmen de piedad oculto entre el bronce y el acero, pero siempre dispuesto 4 demostrar al mundo que el sol- ' dado espafiol tanto tiene de herdico en la guerra como de religioso en la paz; vuestras oraciones por los fina- dos, cual suave perfume, han penetrado hasta el cielo; escuchad... el momento se acerca... las bévedas sagradas van 4 resonar de nuevo con los lugubres ecos que vuestra piedad dirige al cielo, para que se abran sus puertas de zafiro, y penetren por sus umbrales las almas de vues- tros hermanos, que bajo estos estandartes sirvieran 4 su ‘Dios y 4 su Patria; cuando el sacerdocioexhale sus acen- tos sagrados, fijad.en ellos vuestra vista; pensad que son aquellos mismos que alentaran en mil combates al réligioso y herdico pueblo Ibero, y lo colmaron de laure— les y de renombre inmortal; son los mismos que vencie- ran en el Salado, en las Navas, en Sevilla, en Lepanto, en Amiens, en Pavia, en el Peru, en el Anahuac, y en cuantas partes alumbra el sol; son los thismos que enar- < sa ini Meg aia whine ae Re