BCCPAM000591-3-11000000000000

ees te _ No igtento hablar de los estragos de la ieee: en, cuanto 4 los que la profesan, tiempo ha que se hallan léjos del centro de la f6, y nuestro unico cuidado sdlo debe ser llorar la pérdida de tantos hermanos, y pedir al Padre de las misericordias que se abrevien los tiempos de su conversion. Pero voy 4 introducirme en el centro > del Catolicismo, y aqui es donde os he de manifestar que hay pocas almas religiosas; y la causa es la vana curio- sidad, contra cuyos escollos han naufragado la fé y la moral de nuestro siglo. ;Curiosidad vana, mejor diré, : sacrilega! Puso Dios 4 los hombres en este mundo, dice | el Espiritu Santo, para que investigasen diligentes cuanto pasa debajo del sol, ocupacion penosa, pero necesaria: Hanc occupationem pessimam dedit Deus filiis hominum; porque, viciado el hombre por el pecado, cay insensible- mente en un estado de estupidez é ignorancia, dela cual no sale sino 4 fuerza de trabajo y estudio; y 4 esta inves— tigacion debemos los adelantos en la filosofia y ciencias naturales, cuyo total conocimiento atin no. hemos alcan- zado , porque los grados de estas ciencias son casi infini- tos, y siempre se escaparan 4 nuestras inquisiciones. Y,en efecto , los matematicos mas adelantados, los fisicos mas experimentados, los filésofos mas profundos, ignoran una ° infinidad de problemas irresolubles; no pueden dar con ce las causas de innumerables efectos, y quedan atdnitos en avs sus meditaciones, precisados mil veces 4 dejar la pluma, a suspender sus calculos, 4 abandonar sus tareas, por no exponerse 4 un trastorno cerebral ; siete mil aflos ha que buscan los hombres la causa del flujo y reflujo del mar, — la de laatraccion del iman y del acero, y nadie lo sabe; otro tanto ha que se analizan las plantas , se buscan los in- sectos , Se examinan sus instintos, y apenas conocen los hombres una pequefifsima parte de aquéllas, siendo atin. un misterio para todos las operaciones que vemos en los animales. Estamos rodeados de misterios, no compren-