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‘su cérte soberana al que no sea tan purojy santo como £1, con la sola diferencia que média entre lo finito é in- finito; esta idea de la santidad y justicia de Dios est& hondamente radicada en la masa de la humanidad, y si quisiera deshacerse de ella, se destruiria , con la fragosa y horrenda conmocion que sufre un cuerpo al inflamarse el combustible que encierra en su seno. En estos dos atributos divinos estriba el dogma del purgatorio; admi- - -tidos aquéllos, es innegable el fuego de la expiacion. ‘De cuanto acabo de afirmar resalta una verdad; 4 |sa- ber: que por abstractos que sean los dogmas divinos, ninguno esta en contradiccion con la razon humana, antes viene ésta 4 apoyarlos, porque encuentra en ellos una -armonia perfecta con los principios generales y con todo aquello que constituye la esencia Divina y la naturaleza humana. Sf, nobles guerreros; la Religion ha sefialado la marcha que habeis ejecutado hoy desde vuestro cuartel, depositario de vuestro valor, hasta el santuario, deposi- tario de yuestra piedad; pero la razon con sus luces con- - firma vuestros sentimientos; bajo las mismas banderas _ -combatisteis con muchos de vuestros camaradas, que hoy no existen; bajo un mismo vivaque sufristeis los rigores _ de los elementos ; vuestras penas eran llevaderas por ser comunes 4 todos; os amabais, os ayudabais mutuamente en los peligros, teniais unidad de creencias, unidad de ~ leyes, unidad de accion, unidad de simpatia; ,os habeis olvidado de ellos? No, porque la Religion y la razon dicen al hombre que un amor fundado en principios sanos no desaparece jamas entre séres espirituales; no, porque la Religion y la razon ensefian que somos habitantes de la patria terrena, por tener un cuerpo material, y esperamos -ser moradores dela patria celeste, por tener un alma inmortal; estos nobles sentimientos, inspirados simul- taneamente por la fé y la luz de la razon, son el prinei- pio de la sociedad y simpatia que hay entre los que alin 2 ‘