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cadores. Mas no; no quiera el cielo que figure la mentira junto 4 la verdad; el Cristianismo nos evidencia que el valor mas herdico es hijo de la piedad religiosa, y con- serva, aun en este siglo de decadencia, ejércitos aguerri- dos, que no tremolan sus estandartes marciales sino al — lado de la bandera de la Cruz, que no llevan otro lema , que morir por su Religion y su Patria, que unen, por fin, el valor de los Escipiones y Anibales con la piedad de los Luises y Fernandos: vosotros sois la prueba sensible de esta verdad, pues os encontrais hoy en este sagrado _ Tecinto animados de los mismos sentimientos del Maca- beo, sin dejar de tener parte en mil combates gloriosos en que la Iberia, cuyos hijos sois, humillara el orgulloso poderio de cien naciones que intentaron destruirla. Habeis venido al templo santo 4 derramar una lagri- ma de piedad hdcia vuestros hermanos finados; habeis venido 4 extender vuestra mano generosa hacia las sa- gradas aras, ofreciendo en ellas al Eterno un sacrificio augusto en santa expiacion por las almas herdicas que pasaron al gremio de la eternidad, selladas con la sangre de Jesus, despues de haber sostenido con lasvarmas la Religion y la Patria, que Dios les hubiera dado. Justo es, pues, que sea yo el intérprete de los nobles y religio- sos sentimientos de vuestro corazon, manifestando vues- tra creencia en un dogma sagrado, que nos revela la justicia y santidad del Sér divino que adoramos. Para conseguir este objeto y obtener cuanto antes la libertad de las almas detenidas en los fuegos purifican- tes, oremos con humildad, saludando 4 Maria con las pa- labras del angel. Ave Maria. Por corrompida que se halle la sociedad; por irreli- giosos que sean los pueblos y naciones, hay en el fondo
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