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504 que hacen profesion publica de perfeccion evangélica? - 4Cémo era posible que los mirase como a séres vitupera- bles y degradados? Mas yo me equivoco; porque precisa- mente por esto el mundo odia y detesta 4 las almas he- réicas que ‘lo conculcan 4 El y desprecian sus locuras. Comprende el mundo, en medio de su corrupcion, que hay en este sacrificio algo de sublime, a donde no pueden lle- gar los hombres que se dejan guiar por Ja sola razon; y al ver el desprendimiento y la abnegacion de los que quieren seguir 4 Jesucristo en la vida perfecta, el mundo - queda avergonzado y corrido, y para desahogarse pone en accion el tinico recurso que tienen los malos, que es el de perseguir 4 cuantos quieran vivir piadosamente en Cristo.. Asi lo ensefiaba con'su propia experiencia el di- vino Pablo: «Somos, dice 4 los Corintios, somos espec- taculo 4 los hombres y al mundo... nos maldicen, y ben- decimos ; nos persiguen, y lo sufrimos; somos blasfema- dos, ‘y rogamos ; hemos legado 4ser como las basuras de este mundo, como la escoria de todos.» Y cuidado que este Ginctpulo de la Cruz no hace mas que explicar en cierto modo lo que de antemano habia dicho el mismo. Jesus: «Sereis arrojados del mundo, decia éste 4 sus Apés- toles; os han de maldecir los hombres; os han de perse- — guir, y os han de echar en cara la vida que hagais: si 4 mi me han perseguido, tambien 4 vosotros os persegui-. ran, porque no es de mejor condicion el discipulo que el maestro.» Y cuidado, repito, que el que pronunciaba estas - sentencias, que tan a la letra se han cumplido, era Aquel que descendié del cielo, habiéndose inmolado todo en ~ las aras del amor, sujetando su voluntad 4 la voluntad de su Padre; las dijo el que observé una pobreza tan rigida, _ que ni tuvo dénde apoyar su cabeza al morir, ni dénde reclinar su cuerpo infantil al nacer; las dijo Aquel que vino 4 la tierra trayendo consigo la pureza como un gér- men celestial, de que iba 4 hacer donacion 4 los hombres,

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