BCCPAM000591-3-11000000000000

‘estos principios la base de esas vastas monarquias que han dado tanta gloria 4 la humanidad: y, desengaiiémo-_ nos, los pensadores 6 innovadores de estas ultimas cen- turias , al publicar sus teorias sociales, no han hecho mas que presentar 4 la humanidad un ramillete de flores. de gracioso aspecto, pero de naturaleza envenenada. Han mudado los nombres, mas no la sustancia, y sdélo han conseguido demostrar mas la verdad en su ultima evi- dencia; y es, que todas las innovaciones sociales salen a luz entre trastornos, reciben su sancion entre arroyos de sangre, y se consolidan entre orfandades , lagrimas y escombros. Pretender emanciparse del imperio de la ley sensibilizada en los depositarios del poder, es un absur- do que, profesado por los antiguos romanos y griegos, condujo su dominacion 4 la mas lamentable ruina, 6 un error, que por todas partes brota sangre y furor, porque - contradice 4 la sentencia del Apdstol que dice: «Toda alma estd,sujeta 4 potestades superiores ; las potestades que existen han sido ordenadas por Dios.» Y no hay que dudarlo: toda doctrina que pugne con los principios pu- blicados por el érgano de la revelacion, no tiene otra ten- dencia que la de envolver entre ruinas al mundo social. Asentados estos principios, entremos de lleno en la ma- teria. Os dije que os habiais presentado ante las aras 4 ofrecer al Altisimo un holocausto de propiciacion por uno de ‘vuestros amigos. Quién sea éste, nadie lo ignora; - pocos dias ha que la consternacion y el dolor se apode- raron de los corazones de todos; un acontecimiento tan inesperado como funesto ahogé por unos momentos todos los sentimientos de gozo en nuestros corazones: «Nuestro Exemo. Sr. Gobernador, se dijo, se halla en peligro in=. minente de perder la vida.» Cual ha sido la causa, ape- nas hay quien lo ignore; el cumplimiento de sus deberes. Si; al presentarse al frente del ejército para instruirlo en “a Bi as i ee Al eh a ait ee hg om SREag PE SB th BS Mink are Sac

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz