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alguna ilicita, sin sentirse aguijoneado por punzantes re- mordimientos, que aun en este mundo le prepare un in- fierno demasiado cruel. ' Ved si son viles y degradantes las doctrinas de la filosofia carnal : Dios tratado de tirano; el hombre hecho un autémata, una victima infaliblemente destinada al _ suplicio eterno por serle necesario para vivir, segun ellos, el crimen y la maldad. Bien diferentes son las doctrinas que emanan de la ciencia divina, como de manantial puro; otra idea mas noble y mas alta nos dan de Dios y del hombre. Aquél, nos dice ésta, es un Padre tierno, que no ha impuesto 4 sus hijos sino un yugo muy suave; es un Dios sabio, que no ha prohibido en su ley sino lo que es esencialmente malo; de modo que no sea malo por ser prohibido, sino que esté prohibido por ser de su natura- leza malo; que es un Dios tierno y amable, que no man- ‘da cosas imposibles, sino muy faciles é imitables, habién- donos fl dado el ejemplo en la ejecucion. Y el hombre es un agente libre compuesto de cuerpo y de alma, criado primordialmente en justicia y gracia; sér grandioso por su inteligencia y facultades, y por su imperio sobre todo lo terrestre, destinado a vivir por eternidades en las mo- radas celestiales, si se conservaba en la justicia y gracia primeras; pero privado de éstas por su pecado, arrojado del Paraiso por su rebelion, condenado al infierno por su _ culpa, redimido de ésta con la sangre de su mismo Cria- dor; elevado de nuevo al cielo & la dignidad de hijo de Dios adoptivo, mas obligado 4 combatir sin cesar contra el mundo y el demonio, y mas que todo contra la carne, que desde la rebelion del primer hombre se rebelé tam- bien en el mismo hombre contra el espiritu. Digase, pues, ahora si podemos 6 no ser castos; digase si los pla- ceres sensuales son necesarios 4 la vida humana. Seme- jante asercion no puede salir sino de hombres iddlatras de su cuerpo, de filosofastros materializados en.las cié-

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