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sistema de independencia religiosa. La bandera de la re- belion contra la autoridad no se alzé hasta los tiempos del luteranismo: observemos atentamente lo que despues ha hecho la herejia; de sus numerosas sectas salid el deismo, el materialismo, la indiferencia, la incredulidad, y por fin la filosofia impia, que igualmente proscribiera la Religion divina de Jesucristo como las falsas de Maho- ma y los herejes. Podemos asegurar que se encuentran ya publicados en toda la tierra todos los dogmas de esta secta de perdicion, siendo los apdstoles de esta doctrina los innumerables libros que, como peste desoladora, han cundido en los cuatro 4ngulos del mundo. gY qué han he- cho estos perniciosos novadores? ; Ah! Reducir todas las inclinaciones del hombre 4 lo que llama la filosofia «cosa positiva,» 4 la adquisicion del oro y 4 los goces de los placeres, ; Dios purisimo, perdonadme! Voy 4 referir en este santo lugar las blasfemias de estos hombres mons- truosos; pero no lo hago. por profanar el templo santo, sino para excitar en mis oyentes un horror implacable 4 tan abominables doctrinas; voy 4 defender la castidad atacada por la filosofia. No nos admiremos, seflores, que unos hombres que se proclamaban sdbios hayan pretendido materializar hasta el pensamiento : eran deshonestos, y esta dicho con esto cuanto puede decirse para comprender que no podian enseflar sino errores; porque apénas «la lujuria se ha apo- derado del hombre , dice el devoto Bernardo, entra el en- tendimiento en una region de tinieblas , privandose el es- piritu de la sabiduria y buenos principios que Je son na- turales; y asi sucede que rara vez 6 jamas un hombre deshonesto dara consejos sanos.»» ,Qué podian, pues, en- sefiar los fildsofos del ultimo siglo, quienes se arrojaron 4 ensefiar que «la castidad y continencia eran pretendidas virtudes que no valian para nada,» y que el pudor no es - mas que wi refinamiento de la lascivia? ,Cémo no ha-

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