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mos presenciado casi en los fildsofos, y estamos hartos de leerlo en los escritores. cinicos de nuestra infausta época. Voy 4 concluir, pidigndoos de nuevo vuestra atencion benévola: voy 4 descifrar en pocas palabras la ultima desgracia temporal del lujurioso, que es perder su propia vida. Entre los admirables rasgos de filosofia que des- cuellan de los escritos de San Pablo, es muy notable aquel en que trata de la lujuria. Dice asi: «Todo pecado que hiciere el hombre es fuera del cuerpo, mas el que comete. fornicacion peca contra su mismo cuerpo.) No hay en | esta proposicion del Apdstol eso que el mundo oanecal llama hipocresia 6 fanatismo: la maceracion de la carne, — que plugo 4 la filosofia denominarla crueldad y édio a la propia vida, no entra en las miras del sébio evangeli- zador del universo; habla como hombre lleno de filosofia, como econdémico y politico, y como amante de la huma- nidad; 6, digamoslo segun el lenguaje de la época actual: habla como filantrépico..Si: enumerad los males del hom- bre; ninguno hay tan espantoso como el morir. Si hu- | biese un sébio cuya ciencia llegase 4 detener los violen-— tos pasos de la implacable parca; si tuviese la fuerza de prolongar los dias del hombre sobre la tierra, seria sin duda el caritativo, el filantrépico por excelencia; seria éste nuestro mayor bienhechor, porque, siendo nosotros in- mortales, propendemos naturalmente 4 vivir largos aos en la tierra, y quisiéramos inmortalizarnos en ella. No puede existir un sér tan benéfico entre los mortales; sin embargo, el numen tutelar de los dias del hombre existe; fuera de aquel Sér infinito que con su soplo sostiene el mundo en la esfera que le sefialé, hay otro protector de nuestra vida, con cuya ayuda puede el hombre llegar & contar un siglo de perégrinacion lleno de robustez, dun _ en los periodos de la debilidad de nuestro cuerpo: este miimen es la castidad. ; Ah! El acero del barbaro que sa- at Fan. ; +5 ee - a a,

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