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circunscrito 4 las acciones carnales. jInfierno en el tiem- po é infierno en la eternidad! Sin duda, amados mios, es. preciso comprender que hay en la lujuria dos crimenes, pues se castiga con los rigores de la vida y los tormen- tos del otro mundo; sin duda va el crimen contra Dios -acompaiiado del crimen contra los hombres, pues no bas- ta para su castigo el infierno eterno; y en efecto es asf; la lujuria es un atentado contra la sociedad y contra si mismo;» y os lo voy 4 demostrar despues de haber pedi- do al Espiritu divino sus luces por la intercesion de Ma- ria, 4 quien saludamos todos. Ave Maria. Tiene la Religion dogmas encantadores y suaves que elevan al hombre, y dogmas que lo llenan de terror y es- panto ; la predicacion de los primeros extasia al audito- rio en general y deleita 4 cuantos la oyen, sin distincion de sabios 6 ignorantes, de creyentes 6 impios, de peca- dores 6 justos. Los segundos no pueden ser anunciados sin que sus ecos encuentren mala acogida en el corazon del hombre corrompido, quien para evadirse de los terro- res que estas verdades inspiran, tacha semejantes dog- mas de fanatismo, y al que los predica con ‘conviccion profunda, de fanatico. Yo no temo hoy semejante imputa- cion, aunque existiesen entre mis oyentes Lucrecio y Epicuro con todos sus discipulos ; nada ha de intervenir en mi discurso de cuanto existe mas alla de la tumba; para nada he de llamar en mi ayuda el juicio de Dios, ni el intierno, ni sus tormentos, ni su fuego inextingui- ble, ni la temerosa eternidad ; voy 4 hablar como si ja- © mas hubiese oido pronunciar estos dogmas inconcusos; han de dar la sentencia contra el hombre lujurioso los filésofos , los politicos y los sabios ; he de poner en ar- monia & todas las generaciones, 4 todos los siglos, para Benetaee se

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