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: - 419 tienen por fin unico el mundo invisible, que existe mas alla de la region sepulcral? No, ciertamente; aca en la tierra quiere que seamos felices, cumpliendo sus mandatos, y nos instruye en los males que nos acarreamos , cuando vivimos sin ley. Oigamos lo que nos dice sobre los males que son inseparables de la vida lujuriosa: «No des tu honra 4 las mujeres extraflas, ni tus aflos 4 una cruel; no sea que tus sudores vayan 4 parar 4 casa ajena, y te lamentes al fin, cuando hayas aniquilado tu cuerpo.» Sefiores, yo desafio 4 todos los sabios de la tierra, 4 que digan en una sola sentencia la causa de males infinitos que gravitan sobre cada uno de los hombres, como la ha dicho el Espiritu divino; tambien les convido 4 que pro- vean de remedio, y publiquen todos los alicientes de la virtud, y estoy infaliblemente cierto que de sus senten- cias no ha de resultar ni un solo hombre morigerado. Tiene, pues, la palabra divina el doble objeto de beatifi- car al hombre en el cielo y en Ja tierra: le anuncia los terrores de la eternidad para salvar sualma, y le pinta tambien los males que le causa en esta vida la lujuria y los demas vicios, para que sea dichoso hasta en su cuer- po antes de pagar el tributo de muerte 4 la naturaleza. El hombre podra entregarse 4 la deshonestidad, obran- do peor que los brutos; pero ved lo que le dice la Sabidu- ria divina; el lujurioso vivir sin honor, vivird entre mi- seria; vivira sin salud; vivira desesperado; sufrira la ruina de su reputacion, la ruina de sus afios, la ruina de sus sudores, la ruina de sus tesoros, la ruina de sus ta- lentos, y la ruina é inanicion de su propio cuerpo. «j Oh, cudntos males! exclama San Agustin al pensar en estas frases divinas. ; Cuantos estragos causan los amores tor- pes! No hablamos del infierno, sino |de esta vida, en la que el deshonesto se labra un infierno para si.» ,Un in- fierno en este mundo? Es muy extrafio, cuando el luju- rioso quiere que el cielo con sus delicias inefables quede