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Entregad, pues, la descendencia humana & semejantes _ ménstruos, y la vereis desaparecer indudablemente. Pues bien: el mundo antes del diluvio se encontraba en este caso; la deshonestidad habia eliminado de los hombres ‘toda espereranza para el porvenir; desapareciera la reli- gion y las creencias, y gemia la tierra oprimida con la arbitrariedad sanguinaria de los hombres gigantescos. Entre tanto, abre Dios las fuentes del abismo, y da curso & las cataratas del cielo; se viste la tierra de horrendos nubarrones, que con mas actividad que la de mil bocas de bronce al frente de una fortaleza, despiden rayos sobre ‘los montes y los valles; el mundo est4 en agonias; por mas que trepen los hombres 4 las cimas de los volcanes y 4 las copas de los arboles mas elevados, no pueden es— - caparse'de Ja ira de los elementos; el rayo los precipita, el huracan los arrolla, los bramidos del viento los aturden, las olas los envuelven, hasta que, ahogados todos, flotan sobre las aguas millones de cadaveres, sin reservarse del exterminio los nifios inocentes. Hé aqui el cataclismo universal; hé aqui la mayor catdstrofe de la humanidad en tiempos pasados; examinadla con las luces de la fé y de la razon. j Ay ! 4 Cudntas escenas de horror se os presen- taran? Alli el anciano venerable concibe nuevas fuerzas para volar & los mas dificiles reductos de las Aguilas acompafiado de sus innumerables hijos, y al creer que su vida se halla en seguridad, se desmorona el peiiasco, y quedan aniquiladas todas sus satisfacciones con una muerte stibita; aqui las mujeres desgrefiadas espiran en- tre horribles convulsiones, gritando mas por salvar la vida de sus hijos mamantes que la suya propia. ; Qué! 4No se hiela el corazon al pensar en este azote de la hu- manidad? Si, ciertamente; el mundo vid enténces un si- mulacro de lo. que hade sufrir antes dela venida del Soberano Juez de nuestras acciones; la humanidad quedé destruida en medio de las mds horribles calamidades; —

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