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hacer tales cosas sin pudor ni vergiienza, aprenden 4 practicarlas ellos tambien sin vergiienza y sin pudor. jCuantos jévenes han perdido asi aquella amable simpli- cidad que los hacia estimables 4 los ojos de Dios y de los angeles! ;Cuantas doncellas castas se han enamorado de los placeres sensuales, de los bailes, de las corresponden- cias ilicitas, cuando antes todo su gusto consistia en es- tar al lado de su anciana madre! Los trajes indecentes, _ la yida ociosa, esa inversion que se ha hecho del tiempo, convirtiendo la noche en dia y el dia en noche, de dénde procede sino de los malos ejemplos, que todos quieren imitar? ,Cémo se han introducido en las ciudades y pue- blos ciertos vestidos inventados para hacer devision de los trajes sagrados? ,Cémo se han aumentado tanto las parlidas de juego entre hombres y mujeres, entre nobles y plebeyos, y 4un entre los‘mismos nifivs? Por los ejem- plos de los escandalosos. En otro tiempo, segun nos refieren los ancianos, las sefloras no conversaban sino con sus esposos, las doncellas no salian de sus casas, y eran para ellas como una iglesia. ¢Cémo ahora ni unas’ ni otras conservan aquel retiro y soledad para el cual na- cid la mujer? ,Cémo ahora tratan con toda clase de per= ‘sonas, se chancean, se rien, se, divierten y pasan una vida llena de ociosidad? _Empezaron unas, las siguieron otras , y lo que al principio se hacia con reserva, hoy se practica con descaro; lo que antes seria un desliz, hoy se ~ tiene por politica y buena educacion. Semejante trastor- no sucedié en casa de David; el altivo principe Absalon (Il Reg., cap. 1., vers. 5), no contento con su boato sencillo, hizo fabricar carrozas y poner caballos y jinetes que lo precediesen 4 todas partes; no tardé muchoen ha- cer otro tanto su hermano Adonias, y asi la familia real se vid envuelta en los mayores desérdenes, fugiti- vo el padre, ‘prostituidas sus mujeres, y al fin la idola- tria de los reyes de Juda no tuyvo otro principio que el ‘

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