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oz 25 que por vuestra propia voluntad os habeis unido 4 una esposa; al darle vuestra mano, al entregarle vuestro co- razon, al hacerla duejia y sefora de vuestros pensamien- tos, la encontrasteis inocente y pura. gQué hariais con aquél que temerario osase pervertirla , corromperla y comerciar ilicitamente con ella? Facilmente perdonais . una injuria hecha 4 vuestra persona; pero gquién no pide satisfaccion rigurosa por las afrentas hechas 4 su con- sorte? ,Qué esposo habra tan malvado que permita que su esposa sea pr ostituida y deshonrada? Oid, pues, hom-— bres escandalosos ; con vuestros pecados heris a Dios en lo mas sagrado, en la nifia de sus ojos, en las esposas que el doté con su misma sangre; aquel pecado oculto injuria a Dios y lo desprecia; su malicia es grande, por- . que de nuevo es crucificado Jesus por el pecador; pero el pecado publico causa la perdicion de una 6 muchas al- mas, y con espada de dos filos pasa el corazon de Dios de parte 4 parte; el primer ultraje es grande , y todos los ra- yos del cielo no son bastantes para vengarlo; con todo, _ Dios se aplaca, mitiga su ira, suspende el azote, mas no asi en el segundo, contra el cual se muestra implacable, y protesta por el profeta Oseas que se levantara contra el pecador escandaloso, y le saldr4 al encuentro, furioso ‘como una osa 4 quien han arrebatado sus cachorrillos. Occurram eis quasi ursa, captis catulii, Sucede que, vol- viendo la osa 4 su madriguera, encuentra que una mano extrafia la ha hecho huérfana de su parto; la cueva y el bosque retumb an con sus ecos horribles; levanta sus lo- mos, ensefia sus uilas feroces, explora las huellas del la— — dron, y por rocas y zarzas va trepando furiosa hasta en- contrar el paradero de sus hijuelos; y si por casualidad © encuentra al raptor joh qué espectdculo de crueldad! con ojos centellantes se arroja sobre él, lo deshace y lo deyo- Ta, no saciando su furor sino despues de haber, regis- trado sus entraiias, para encontrar en ellas los restos de