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ies : 416 % Maran sin freno, que en sus.fogosos movimientos no en- cuentra sino su propia ruina; que nadie puede ser bueno 4 medias, ni servir.al mismo tiempo4 Dios y 4 la carne, y, por fin, que el medio mas eficaz para no cometer el crimen es el ignorarlo. En esto estan conformes la reli- gion y la razon; cualquiera otra ensefianza en el particu- lar es abrir Ja ruta 4 la desmoralizacion del hombre. Denunciaria hoy en presencia del santuario otras mu- chas maldades que se cometen en las reuniones de dis— fraces; pudiera afirmar que personas tenidas por hon- radas y virtuosas, no pudiendo ocultarse enteramente, han sido desacreditadas por libertinos atrevidos, seiia- landolas el dia, la hora y el paraje donde perpetraron tal y cual maldad; pudiera afirmar que basté 4 (una joven el pasar unos momentos en los salones de las bacanales, para perder su honor para siempre; pudiera..., pero pre- fiero guardar silencio; no quiero ni aun .decir que los caudales son malrotados por procurarse trajes tan. costo- sos como ridiculos; que de resultas de estas reuniones se ven muchas veces las familias desunidas y arruina- das, y las ciudades empobrecidas , y quiza castigadas por el cielo. Me contentaré con ‘decir mi tiltima razon, para acabar de inspirar en vuestro espiritu un santo horror & las diversiones de nuestros dias; luégo os diré, con el Macabeo: «Subamos ahora 4 purificar el santuario ya renovarlo.» Sabido es que todos los males del mundo y de la so- ciedad tienen su origen en el desenfreno de las pasiones, levantando entre éstas la cabeza, como infernal hidra, la lujuria. Grandes deben ser sus estragos cuando Dios la rode6 de tan fuertes valladares; la encerré desde luégo entre grandes muros que la impidiesen obrar & todas sus anchuras , poniendo contra ella cierta deshonra que acom- paiia al lujurioso; los miramientos humanos, el honor individual van juntos con las inspiraciones de la gracia