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canonizados aquellos frugales banquetes de los’ antiguos patriarcas , en los cuales, ni faltaba el vino que alegra el corazon del hombre, ni se perdonaba al ternero para ob- sequiar 4 los convidados; tampoco serian dignos de la historia divina aquellos coros de danzas, que al son del timpano y la citara electrizaban al pueblo santo, despues fuera aquel en que Maria, hermana de Moisés, con otras sus com paiieras, saliera al encuentroa todo el ejército de los hebreos, modulando suavisimas sinfonfas, al paso ‘que el gran caudillo entonaba el cantico del Mar Rojo, inmortalizando la memoria de las maravillas del Sefior. Ménos hubiera llegado 4 nuestra memoria aquel uso an- tiguo de celebrar los enlaces nupciales con convites de ocho dias, como lo hicieran Abraham, Isaac, Tobias y otros justos, y mucho ménos nos dijera el Espiritu San- to que «esta bien que coma el hombre, beba y disfrute alegremente de su trabajo; con que se fatigé él mismo, durante los dias que Dios le did. Y que 4 todo hombre a quien Dios did riquezas y hacienda y facultad para que coma de ellas y disfrute su parte, y se alegre de su tra- bajo; esto es don de Dios. Porque no se acordaré mucho de los dias de su vida, por cuanto Dios hinche su cora~ zon de alegria.» tod sabe No prohibe Dios los placeres inocentes, ni las ale- gtias moderadas, ni las diversiones que no son contra- rias 4 la moral; si ha habido rigorismo en el particular, la han dado 4 luz hombres fanaticos. gNo veis 4 los fari- seos del Evangelio? Se glorian:de ayunar dos veces en la semana ; de pagar al Sefior los diezmos y primicias, ha- cer limosnas 4 son de clarin, ponerse 4 orar en los an- gulos de las plazas, se colocan en-las prominencias del templo; no quieren arrimarse 4 un pecador porque temen ser amancillados, j hipécritas! al mismo tiempo imponen al pueblo un yugo insoportable, que se guardan muy agi de haber recibido de Dios algun beneficio sefalado, como ©

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