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By, % ma por libertador de Israel, por ungido del Sefior y su enviado; como si ninguna de estas alabanzas hiriese sus oidos , levanta sus ojos, y al derramar su vista hacia la misma ciudad que le festeja, dos fuentes de lagrimas surcan sus sagradas aepaian: Videns cioitatem , flevit su- per illam. Conocer el motivo de estas lagrimas hubiera sido para nosotros un trabajo incalculable, si el mismo Jesus no hubiese mezclado los sollozos mas amargos con las pala- bras mas tristes; no proceden las lagrimas de Jesus, acompaniadas de terribles amenazas, ni de aversion que tuviese a la ciudad quele honraba, ni de una amargura prematura que causase en su animo la idea de su Pasion, que acaeceria muy pronto dentro de sus muros; son la- grimas inspiradas por los nobles sentimientos de afeccion _ y liberalidad; hacia tres aiios que el Salvador recorria la Judea, siendo Jerusalen el teatro principal de sus predi- caciones y milagros , por los cuales , movidos alguna vez los judios, no pudieron ménos de confesar que era el Cristo esperado hacia mas de cuarenta siglos; pero pasa- dos los instantes consagrados por sus operaciones mila- grosas, ya se olvidaban de sus beneficios, y en el tiltimo dia de su triunfo, motivado por la estupenda resurrec- ‘cion de Lazaro, previendo que a las aclamaciones: de aquel pueblo sucederian cinco dias despues las voces tu- multuosas con que pedirian su muerte, no pudo ménos de verter amarguisimas lagrimas al -ver un endureci- miento de corazon tan funesto 4 la ciudad deicida: Videns civitatem , flevit super illam, etc. Ved aqui, amados mios, la causa porque Jesus aci- bara las alegrias de su entrada triunfante en Jerusalen, mezclando sus tristes gemidos con las aclamaciones del pueblo; preveia aquel dia espantoso en que un ejército formidable ensangrentaria sus alfanjes en las ominosas cervices que no se habian querido inclinar ni 4 las ins-