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La Religion, pues, desaparece de los pueblos que no corresponden a sus lamamientos, y Dios la envia & otros que reporten frutos dignos de ella; y aqui, nobles mejica- nos, no puedo ménos de deciros el amor con que Dios miré esta nacion; pues cuando casi la mitad de la Europa perdia la fé de sus padres alucinada con la herejia de los Luteros y Calvinos, y protegida por el apéstata Enri- que, Dios eché una mirada compasiva 4 estos pueblos y dispuso que desde los gigantes de la Tierra del Fuego hasta los pigmeos de la Groenlandia, se levantase un — pueblo nuevo en quien recayesen las bendiciones que otros desechaban; un pueblo eminentemente catdlico, religioso con solidez, devoto sin supersticion. Velemos, pues, en conservar este don precioso de la Religion, cor- respondiendo con nuestras obras 4 la verdad que se nos ha revelado; mucho amor a nuestro Dios, mucha caridad con el préjimo, pues en estos dos ejes gira y se mueve todo el edificio religioso; édio implacable 4 esa impiedad que, envuelta entre las mercancias del viejo mundo, ha trasmigrado al nuevo, hace muchos aiios, y se halla em-. bozada, esperando el momento favorable de descubrir su cabeza y empuiiar el cetro, para destruir el sacerdocio, sin el cual no puede haber Religion en las naciones. Temblemos, pues, que, por nuestra poca correspondencia a la gracia, se ausente la verdad de este suelo privilegia- do; estemos persuadidos que la Religion no faltara jamas en la tierra; ella es como el astro del dia, que ilumina 4 todos, pero se oscurece para los que no se aprovechan de su luz. Jesucristo, al prometernos que su fé duraria hasta Ja consumacion del mundo, no hizo promesa 4 ningun pueblo en particular, no; euands la desecha la Sinagoga, la recibe el paganismo; cuando la desprecia el Asia, la abraza el Occidente; cuando la ultrajan la Inglaterra y la Alemania, la América la abraza 4 manos llenas. Si: ella durard entre los hombres hasta que llegue aquel dia en