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4 Wee, oa c, eee cy » ~e % nk ; * apéstoles y martires, consolidadas con la doctrina de los. Ignacios y Policarpos, de los Basilios y los Naziancenos, y de otros doctores infinitos en ntimero, se encuentren hace tantos siglos envueltas entre las tinieblas del error, entregadas 4 la idolatria, dominadas por la barbarie y el despotismo? Mirad a esa Constantinopla, donde Constan- tino edificé el primer templo del mundo en su tiempo, donde repetidas veces se reunieron venerables Pontifices, donde se consolidé la fé de Ja Trinidad, la divinidad del _ Hijo, la consubstancialidad del Espiritu Santo; donde florecieron los Crisdéstomos y los Cirilos, los Teodosios y los Justinianos, con otros Santos y sabios; qué es hoy? jAh! 4Qué es hoy esa Africa, tan famosa por los ingenios ~ y virtudes de los Agustinos y los Ciprianos, por los ta- -lentos de los Tertulianos, Origenes y Lactancios? Qué es aquél pueblo; que 4 fines del siglo quinto contaba mas. de cuatrocientos Obispos? Sus ciudades son escombros, apenas hay vestigio de sus templos, sus habitantes son | hordas de salvajes, témidas por su ferocidad de todo hombre civilizado. Pero antes de contemplar este espec- taculo de horror, considerad que esos pueblos fueron muy catdlicos por tres siglos, y luégo decayeron de su piedad y se introdujo en ellos el error y la mentira. Con- siderad en el Asia perseguidos, desterrados y atraillados i los Criséstomos, 4 los Atanasios é Hilarios, usurpadas las catedras por hombres: facciosos, relajada la piedad y la disciplina, y extinguida la f6; contemplad en el Africa la corrupeion en las costumbres, la subversion en el dogma, y perseguidos de tal modo los que confesaban la divinidad de Jesucristo, que se les arrancé la lengua de raiz, sin que el prodigio de.ver hablar por milagro 4 cen- tenares que habian perdido este drgano por la f6, convir- tiese 4 los africanos. A tanta obstinacion en los unos, & tanta injusticia en los otros; aqué se siguid? La profecia . de Jesucristo: Auferetur vobis, ete. :