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Considerad ahora 4 este pueblo, cémo se’ halla en la tierra; era el pueblo amado, era el objeto de las compla- cencias divinas; vid en el campo de Tanaos los prodigios tinicos en la historia @e los pueblos; pasé caminando por el centro de un mar, sosteniéndose las aguas 4 sus dos lados; vivid cuarenta aflos por un milagro continuado; sojuzg6é 4 sus enemigos, tomé sus fortalezas, encadend 4 _ los Reyes adversos, oyé la voz de su Dios mil veces, vid ‘su gloria clara y ostensible; tuvo los Reyes mas sibios, _ los Profetas mas instruidos, los sacerdotes mas santos de Ja antigiiedad; Roma y Atenas no eran nada en su com- _ paracion; y ahora joh Dios! gquién no tiembla? se en-_ cuentra disperso en todas las naciones, sin templo, sin altar, sin sacerdocio, sin leyes, sin Profetas, aborrecido de todos, compadecido de los sébios, execrado de los ig- norantes y sellado, para vivir en todos los pueblos, sin pertenecer 4 ninguno, siendo el monumento perenne de la ira de Dios contra él por haber abandonado su ley, sus dogmas y su moral, y haber adoptado las tradiciones humanas: A u/feretur, etc. Hé aqui lo que acontece 4 los hombres que no viven segun las maximas de la Religion revelada; y no digamos que esta amenaza del Salvador es sélo para el pueblo hebreo; tambien es para nosotros, amados mios; no nos fiemos demasiado en nuestro templo; no creamos que bastan las exterioridades para ser buenos cristianos; se- mejante presuncion tenian los judios, y Jeremias les avis6 que no tuviesen su mira en su templo; sino en su ley; que pensasen que no se hizo el templo por ellos, sino ellos para el templo: Won enim propter vos, sed vos propter templum; ¥ para que temamos con razon, escarmentemos en el escarmiento de otros pueblos; volvamos los ojos al Oriente, 4 esa euna de la Religion; gquién no se admira que las iglesias plantadas con los sudores de Pablo y del discipulo amado, cimentadas con la sangre de muchos