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ne Lae ee ; dad ocupa el lugar de la verdad, la hipocresia el del co- razon sincero, la supersticion el de la Religion; en una palabra, cuando los hombres, dejando el culto verdadero de su Dios, no observan sino lo que agrada 4 sus capri- chos; no hay otra causa, no, pues asi lo dice el Sefor con estas terribles palabras, dirigidas 4 un pueblo que al- — gun dia fué muy religioso: «porque este pueblo se acerca 4 mi con sus palabras y me glorifica con sus labios, es- tando su corazon léjos de mi, y porque me da un culto - segun los ritos y documentos humanus, por esto yo haré una cosa admirable en él, un prodigio grande y estupen- do; perecera la sabiduria de sus sibios y desaparecera la ciencia de sus hombres prudentes.» (7saie, xxix, 13, 14.) 4Quién lo duda? Dios , desde el principio del mundo, ma- nifesté 4 los hombres que queria ser honrado con un cul- to visible, como se ve en las ofrendas de Abel y Cain; pero nada vale el culto exterior sin la sinceridad del co- razon, pues por faltar esta circunstancia Dios reprobé los sacrificios del segundo y acepté los del primero; la Reli- gion hubiera podido subsistir sin culto exterior; pero ha- biendo criado Dios al hombre sujeto 4 los sentidos, hay una exigencia imperiosa en el fondo de la naturaleza hu- mana, que arrastra al hombre 4 manifestar por una accion fisica lo que pasa en el interior de su corazon ; asi se ve que aun en los cultos mas groseros del paganismo se ob- -servan las humillaciones y postraciones materiales, las libaciones y los sacrificios, y esto mismo nos ensefian los libros ceremoniales y legales que Moisés escribié, dic- tado por el Espiritu Santo, para instruccion del pueblo hebreo, pues en ellos se fijan ciertos dias de reunion del pueblo alrededor del santuario, se prescriben ayunos y sacrificios, se indican canticos y se ponen distinciones de sacerdotes, levitas y pueblo, para que unos ofrezcan al Sefior los holocaustos, otros entonen himnos, y otros oigan en silencio las divinas alabanzas; cuanto mas