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_ - el ministerio 4 que fueron deputadas ; el cielo, la tierra, los mares, los reptiles, los cuadriipedos y las aves, todos obedecen 4 su Dios; sdlo el hombre desconoce el domi- ~ nio del Oinnipstente sdlo él le niega lo que es suyo, no viviendo conforme al designio que se propuso el Criador; «pero la ley, dice San Pablo, habla 4 todos los que estan’ comprendidos en ella, para que todo el mundo se sujete a su Dios.» (Rom.,m1, 19.) Una ley hay, pues, que no ne- cesita de promulgacion para el hombre, y esta ley hace parte de su compuesto, por decirlo asi; ley tan indes- tructible como el espiritu humano; ley mas eterna que el hombre, pues no tuvo principio, y esta ley es la ver- dad; si, la verdad, tan eterna como Dios, tiene su san= tuario en el corazon humano, y alli publica sus oracu- los , y el primero que enseiia al mortal es el demostrarle que no se hizo a si mismo, que debe su existencia a otro sér independiente, infinito, eterno y sabio por esencia; que 4 El debe, con su existencia,su amor y sus: homena~ jes, y que la razon que posee la ha participado de este Sér divino, y que sus acciones, sus movimientos, sus .palabras y deseos se han de conformar con esta rectitud inmutable, eterna é invariable , sometiéndose 4 sus luces y obedeciendo 4 su imperio. Subditus fiat, omnis mundus Deo. Queda , pues, demostrado que Dios did al hombre una alma racional inteligente, discursiva y espiritual , dotan- dola de las luces de su divina naturaleza , para que cor- respondiese 4 tanta bondad del Criador ; este fué el fin de la creacion del hombre: conformar, pues, nuestra vida y nuestras acciones con la imagen que llevamos en nues- tra alma , no pasar un apice de las leyes que nos prescribe la Religion, debia ser la tinica ocupacion de los morta- les ; enténces Dios se portaria con nosotros como padre compasivo y como amigo fiel, dispensandonos, dun en esta vida, favores tan singulares, que no envidiarfamos

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