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eR ee ee ec at eee su agrado; al rico manda que no sea un avaro acumula— dor de tesoros infructuosos, sino que, como dispensador de los bienes dados por el cielo, haga participes a los. indigentes. ,Ser4 posible enarrar en un pequeiio dis- curso los bienes que la Religion acarrea al hombre, y los males de que le preserva? ,Dénde estaria el pu- dor de las virgenes? {Dénde el honor de las casadas? - 4Dénde la seguridad en los talamos y las familias? gDén- de la probidad en los magistrados? gQué freno conten- dria la velocidad con que el hombre voluptuoso quiere precipitarse en el dorado lecho de los vicios? ,Qué poder se opondria al asesino que, armado del acero, no perdo- na medio alguno para saciar sus venganzas 6 arrancar los bienes y la vida 4 sus hermanos ? Sdlo la Religion, si; z. sin ella, ni la autoridad tiene fuerza, ni las leyes vigor; sin ella los hombres se devorarian, y en vez de la socie- dad humana, el mundo no hubiera sido poblado sino de fieras; porque éstas, por la fuerza delinstinto, miran con horror la destruccion de sus iguales; pero el hombre sin religion, y sin el freno de la conciencia, no sdlo aniquila- ria 4 sus hermanos, como la historia nos lo ensefia con el ejemplo de muchos tiranos, sino aun 4 si mismo, como desgraciadamente se ve en este siglo, en que el sui- cidio ha sido dado por la filosofia como el remedio de los remordimientos que pululan dun en el corazon del ateo mas licencioso. De este modo la Religion une 4 los hom- bres entre si mismos por las virtudes que inspira en sus. almas, y agrandando un culto puro, exento de toda supers- ticion, los estrecha con Dios de tal modo, que, como es- cribia San Pablo 4 los hijos de la nueva alianza, por en- cadenamiento admirable el hombre toca, aun en esta vida, 4 las gradas del trono de la Divinidad; por las virtu- _des no pertenecen ya al siglo corrompido, son una pro= piedad de Cristo, asi como éste lo es de su Padre: Vos autem Christi, Christus autem Dei. ;Qué! ,No demues—