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a * adoramos A Dios segun FE! nos lo exige ; si dun en este mundo no podemos tener una perfeccion verdadera ni una dicha sélida no ateniéndonos 4 los dogmas de la Re- -ligion ; si conocemos que esto es una verdad infalible, 4cémo somos tan inconsecuentes? ¢Cdémo nos llamamos cristianos y vivimos como ateos? ;Ah! Creemos en la Religion y en sus. dogmas, pero no queremos observar su moral; esa moral purisima que. nos prohibe las avaricias, ‘ina usuras, los monopolios, la inhumanidad, las lujurias, las concurrencias 4 espectaculos profanos; esa moral que nos manda la represion de las pasiones, el perdon de las injurias y la mortificacion de los senti- dos ; es decir, en dos palabras, que quisiéramos que hu- biese un Dios amable con un cielo de delicias eternas pero no un Dios justo, una eternidad de tormentos, un infierno sin fin; si ésta fuese la religion, el primer impio estaria todavia por nacer; porque un hombre justo y ca- ritativo, un hombre que no ofende 4 Dios ni al prdjimo, aqué interés tiene en negar la existencia de un Dios se- vero y justo? Ninguno; esto sdlo interesa al hereje, al fildsofo, al libertino, para no tener quien les perturben sus aberraciones y sensualidades. _ Confesemos, pues, que somos ingratos al cielo; ar=_ rojémonos 4 los piés de este Dios de amor. ;Ah! Yo le igo decir en este momento : «Qué mas he podido hacer por mi vifia que no lo haya hecho? 4Qué mas quereis de Mi? ;Oh hombres! Yo era feliz en Mi mismo, y quise que vosotros lo fuéseis tambien; para que lo fuéseis en este mundo, desarrollé mi omnipotencia , os preparé luces en, los cielos, frutos, animales, riquezas en la tierra ; para que lo fuéseis en el otro, os di una alma racional é in- mortal que pudiese conocerme y amarme. Esta alma se perdia para siempre, y bajé del cielo 4 la tierra, me hice semejante 4 vosotros, tomé un cuerpo mortal, padeci y espiré en una Cruz. 4Qué mas podeis pedirme? ;Qué! ¥. “3 “ * eee ekge 1S ae

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