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paso que el hombre abandona la Religion , va criando un corazon duro, una alma innoble, un espiritu inhumano éinsensible! Echan en cara los fildsofos a la Religion que su moral no es conforme a nuestra debilidad. ;Almas abyectas! jQué! ;Vosotros quisiérais un Evangelio sen= sual, una ley que os permitiese la licencia de vuestras _ orgias , que no os aterrase con las penas eternas! gConque | en realidad no es la oscuridad de los misterios la que os impide el ser creyentes, sino la pureza de su moral? ;Oh Religion santa! Alabente los cielos y la tierra; no se os puede acusar sino de exceso de santidad y de perfec- - cion; pero jdichoso exceso, que con la gracia lo has he- cho tan accesible 4 todo sexo, edad, estado y condicion de la vida’ humana! j;Dichoso exceso, que en todos los climas del mundo ha elevado los hombres 4 una perfec- cion envidiada de los angeles! Mas qué efecto ha producido entre los hombres este exceso de santidad de que inculpa a la Religion el racio- nalista? ;Ah! coordinar la sociedad, declararse la protec- tora de los derechos del hombre, y garantizarselos de un modo estable y eterno. No hagas 4 nadie lo que no quie- ras se haga 4 ti mismo, dice 4 todo hombre esta Religion divina; no vuelvas mal por mal, sino haz beneficios 4 los que te han agraviado; ama 4 tus enemigos y ruega a Dios por los que te persiguen y atribulan. Jévenes , res- petad la blanca cabellera, y no hableis mucho en presen- cia de un anciano: hijos, honrad 4 vuestros padres para que vivais largos aiios sobre la tierra; padres, ensefiad & vuestros hijos la disciplina y correccion del Sefior; no les concedais salir con sus gustos en los dias de su mo— cedad y nifiez, para que no os hagan llorar en vuestra senectud; maridos, amad 4 vuestras mujeres y no seais para con ellas rigidos y malhumorados. Esposas, suje- taos por amor al que os ha escogido por compaiieras, para que viendo vuestros esposos vuestra vida casta, los