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‘Vénus fueron colocados en las aras. Esta religion, que da vida al entendimiento, que engrandece al hémbre y le es tam necesaria para alimentar su alma, es la que Dios ha confirmado con la venida de su Hijo de un modo sensible y amoroso; pero no es otra que la que descu- briera 4 Adan en el Eden; la misma que, olvidada de los hombres, fué publicada solemnemente en el Sinai; la misma que Dios escribié entdnces en tablas de piedra, para escribirla mas tarde en nuestros corazones, hacién- donos la gracia inestimable de llamarnos, no solo & ado- rarlo con pureza y sinceridad, sino & ser participes de su naturaleza divina. Ved, amados mios, si Dios ha sido bueno para con nosotros; ved si nosotros somos ingratos hacia su bondad; ved cuan necesaria es la religion para adorar & Dios. Si la absoluta soberania de Dios exige que el hombre le adore con la religion que el mismo Dios le ha ‘reve= lado, no es ménos imperiosa la necesidad de la revela- cion por parte del sér racional ; es éste un ente perfecti- ble, cuyo entendimiento recibié una llaga profunda al . poco de haber salido de la nada. Como podra remontar 4 la sublime posicion que tuviera en la inocencia? ,Cémo adquirira la nobleza primitiva de su origen? Por medio de la religion ; en vano buscaremos otra escala por donde enaltecernos, que sdélo la encontraremos en la religion. En ella todo conduce al bien, todo inspira virtud; sus leyes, consejos y promesas no pueden ménos de engendrar en el hombre Ja perfeccion; ella, sin rodeos ni adulacion, pone en claro al hombre su debilidad é inconstancia na- turales, las tinieblas de su razon y la perversidad de sus inclinaciones, para que aprenda 4 reprimirlas ; aqui él representa la grandeza de sus destinos , la nobleza de su origen, los en¢antos de la virtud, los goces inefables de la eterna mansion, para animar su pusilanimidad, para excitar en él deseos de la dicha verdadera; alli le dice