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En este dia de compuncion, de oblacion, de sacrificio y de lagrimas, volvamos nuestros ojos 4 la Madre de Dios, 4 esa Madre que no vivi6 sino para amar, ni vive ahora en el cielo sino rogando a su Hijo por nosotros, y digamosla con lagrimas que ya es tiempo de que su Hijo arroje, al fuego la vara de sus rigores; que ya es tiempo de que se levante, para que confunda 4 los ene- migos de su Iglesia y libre 4 su Vicario de las manos de sus perseguidores, y de que en su misericordia nos de- yuelva la paz que tenemos perdida y el esplendor de su Iglesia, la tranquilidad 4 sus ministros ya bienandanza 4 todos. Y puesto que nos hallamos en el templo dedicado % Dios, y para dar culto santo 4 los restos sagrados del Pa- tron de Madrid y de las Espaiias, roguemos al Sefior, por la mediacion de este Santo Labrador, que pida 4 Dios por nuestra paz, asi como sin duda le ha rogado para que nos diera abundantes mieses. Hé ahi lo que llama mi aten- cion para comprender lo mucho que Dios ama 4 Espaiia: * estan amenazandonos males desuma gravedad; quizas te- nemos que llorar mucho; pero el Sefior es tan benigno, que no quiere que entre tantas desventuras veamos al nifio — lierno pidiendo pan y no se lo podamos dar. Esto, por tanto, debe consolarnos, animar nuestra fé , avivar nues- tva esperanza, creyendo que ha de venir un dia en el cual podamos cantar con David, y decir al Sefior: «Nos hemos alegrado, joh Sefior! por los dias en que nos humillaste, por los afios. en que no vimos sino males.» (Ps, LXXXIXx, vers, 15.) Esta dicha os auguro, mis amados oyentes, y os la deseo de todo mi corazon, y mucho mis la que tiene Dios reservada en el cielo para los que le aman. Asi sea. * wp . t sas ans stots ASS ase ee ete et gh: EOE OE tapecrianhnaboet eww

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