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otros; y peleara el hombre contra su hermano y contra su amigo, una ciudad contra otra, un reino contra otro.» (Is., cap. x1x, vers. 2.) Se volvieron necios los principes de Tanais, se debilitaron los grandes de Menfis, y enga- laron a Egipto.» (Id., vers. 13.) «El Sefior arrojé en medio de ellos el espiritu de vértigo, 6 hicieron que errase el pueblo, como yerra el ébrio que tambalea y arroja lo que ha bebido. Y no se hard en Egipto obra que tenga piés ni cabeza , ni habrd quien obedezca ni quien mande.» (Idem, versiculos 14 y 15.) ~ Pero nosotros tenemos {6 y esperamos que no nos han de sobrevenir estos males, pues de esos mismos excesos. que algunos hombres han cometido en su embriaguez re- volucionaria, deducimos que Dios nos ha de mirar con misericordia. Porque, entendamoslo bien: el haberse pre- sentado una muchedumbre desenfrenada 4 las puertas de una ciudad pacifica , llevando una bandera levantada con- tra Dios, contra el pudor, contra la familia y contra la propiedad, es un signo de que hay en nuestro pueblo quienes han aceptado las doctrinas de ese racionalismo impio que quiere divorciar 4 la sociedad de la ley divina; _ el haber profanado los templos, y arrastrado las image— nes, y contaminado las aras sagradas, es un signo de que Dios esta enojado contra nosotros; pero el haberse disipado las turbas por la fuerza de la autoridad, no pu~ diendo continuar su obra de sacrilegio y de rapiiia, es tambien un signo de que Dios nos mira con misericordia, pues nos ha mostrado una de sus saetas, para que tema- mos que no nos dispare las otras. Dedisti metuentibus te significationem: ut fugiant a facie arcus: ut liberentur dilectt tut. "» -*-~ ; En suma: gqué es lo que nos ha querido decir el Seiior en ese levantamiento redundante en sangre, en depreda- ciones y en injusticias? «Oye, pueblo mio, nos dice: tui has abandonado las doctrinas saludables que te ensefia= 6 ee

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