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que ni hay tanto progreso ni existe tanta ilustracion en los hombres, que no quieren aprender la primera y la mas importante leccion de la filosofia de la historia. Pero la mayor desgracia es que tampoco aprendemos las lecciones presentes , las de pura actualidad que Dios esta dando 4 los hombres. Hase formado poco tiempo ha un imperio, que como dguila de inmensas alas in- tentaba abarcar el Oriente y el Occidente del mundo, y ejercia su influencia en los destinos de todos los pue- blos, y tenia la pretension de que todos humillasen su cerviz en su presencia. gY dénde esta ese imperio? Se- pultaronlo con baldon sus propias legiones, que en mi- “ mero de trescientos mil soldados fueron conducidos con su sefior al pais extranjero a comer el negro pan del des- terrado, y respirar en el estrecho horizonte que se con- cede 4 un prisionero. ;Leccion sublime, elocuente é ins- tructiva para Monarcas y para pueblos! Una guerra sor da contra Dios, urdida con toda la astucia de una poli- tica anticristiana; convenciones rebozadas de la mas repugnante hipocresia para preparar la depredacion de la Iglesia y el cautiverio de su Cabeza visible; desercion de un cargo sagrado, cual era el de proteger 4 los suce- ‘sores del Vicario de Cristo, y entrega disimulada de un Soberano indefenso, 4 quien se dispensaba una protec- cion aparente miéntras se inoculaba en sus stbditos el _espiritu de rebelion y de ddio 4 su autoridad temporal, tenia que ser el precedente de una de las humillaciones mds innobles de que hay ejemplo en la historia, y la ex- cavacion paulatina de una tumba que encerrase en su seno 4 los transfugas de la verdad, de la gasticia y del derecho. Y bien, amados oyentes: la leccion dura y ruinosa es de actualidad, esta palpitando todavia; gy acaso la han aprendido los hombres? ¢No se formaba al mismo tiem- po un imperio fundado en la rapacidad mas degradante, TOMO L. , 35 i