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534 ; te significationem: ut fugiant a facie arcus: ut liberentwr- ‘dilecti tui. Acontecimiento terrible ha sido éste, pues ha hecho una impresion tan profunda en los corazones, que os ha traido como impelidos por una fuerza mas que humana 4 este sagrado recinto, y os ha obligado 4 postraros ante el acatamiento de Dios, levantando vuestra voz y diciéndole: ' «Sefior, perdonad a vuestro pueblo.» Al ser yo testigo de lo que esta pasando, mi corazon se encuentra entre dos afectos, uno de los cuales me entristece y desconsuela, y otro devusive 4 mi alma la alegria y la calma. Al ser testigo de esos atentados contra el pudor y contra la propiedad, y de esos sacrilegios cometidos en el seno de la nacion catélica como ninguna, preveo que la mano de Dios podra descargar sobre nosotros un diluvio de males; al ver la confusion y las lagrimas del pueblo consterna— do, que pide misericordia, no puedo ménos de anunciarle: que Dios la tendra de nosotros y enviara la serenidad despues de la tempestad, y la tranquilidad oe de ' esta horrible perturbacion. No lo dudemos; ésta es la sapientisima economia de: Dios para con los hombres, como lo veremos en el asun- to ya empezado, y que me esforzaré en desenvolverlo con la posible extension, concreténdolo 4 esta proposi- » ¢ion. Los acontecimientos que deploramos llevan dos." signos : el de la indignacion de Dios, y el de s su miseri~ cordia. El estudio profundo de este tema nos es muy necesa- rio para saber arreglar nuestra vida y asegurar nuestra ‘elicidad presente y futura, la del tiempo y la de la eter- nidad. Meditémoslo, pues, y, para hacerlo con fruto, pidamos al cielo sus auxilios por la intercesion dela Vir- | gen, 4 quien saludamos diciendo: , Ave Maria. € : ape ro, Aes PAE EE " ne is
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