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disensiones en su familia, persecuciones en su reino y azotes enviados expresamente por Dios para castigar su temeridad. (II Reg., cap. xxiv, vers. 13): Zvi, Seaor, dice, enviaste una sefal d los que te temen para que huyan de la vista del arco y para que sé salven tus amados. Esto decia el Profeta al considerar las tribulaciones por que habia pasado su pueblo, y esto mismo digo yo al ver las que han caido sobre esta nacion catélica. Se en- cuentra nuestro pueblo conmovido y agitado con sacudi- das continuas, motivadas por efecto de las malas doctri- nas, habiendo sucedido 4 aquella fijeza habitual que tu- ' vieron nuestros mayores, una movilidad incesante y un malestar que tiene 4 cada uno como & una caiia arre- molinada por furioso vendaval. Cada cabeza tiene su sentencia, cada hombre su labaro, cada oligarquia su lema; y jay! tambien hay alguna asociacion de pendon negro, que lleva escrito con caractéres de sangre un lema sacrilegoy antisocial, que dice: «jAbajo la Religion, abajo la familia, abajo la propiedad!» © aY qué quereis que os diga, mis amados oyentes? Dios - ha permitido que algunos hombres de esa asociacion se hayan levantado en armas, que hayan acometido 4 una ciudad rica y floreciente con el producto de los suaves licores que la dan racimos tan dorados como los de En- gaddi; que hayan destruido ricos palacios , violado 4 sé- res indefensos , profanado los templos, contaminado los altares, emporcado el lugar santo, destruido las imagenes de Jesus, dela Virgen y de los Santos, y cubierto de luto 4 las familias. Dios, repito, ha permitido la perpetracion de estos sacrilegios y atentados, quizas para avisarnos que esa es una manifestacion de su ira; que esa es una saeta precursora que ha despedido de su arco entesado, dandonos una sefial que nos haga entrar dentro de nos- _ otros mismos, para que nos libremos de la descarga ter- rible de sus dardos y nos salyemos. Dedisti metuentibus