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exterior, ni en ceremonias insignificantes y ruidosas, sino en el sacrificio de nuestro corazon; un temor servil no es suficiente para adorarlo, siendo preciso servirle por amor; vemos, por fin, que Dios es espiritu y verdad, y por consiguiente sabemos que es indispensable adorar- lo en espiritu y verdad; es decir, que 4 nuestro eulto y ado- racion exteriores vaya unido el culto interior, desterrando de nuestra alma la hipocresia, la maldad y el crimen. {Qué doctrina tan pura! ;Qué principios tan acomodados ola espiritualidad de nuestra alma! jQué maximas tan necesarias para mantener al hombre’en relaciones con Dios! , Al examinar la série de los sucesos del mundo, nos veremos precisados & confesar que la razon por si sola no podia inspirar sentimientos tan celestiales. Entre to- - dos los hombres que ha habido hasta hoy, no ha existido . sino uno solo que haya podido hacer prevalecer estas maximas en toda la humanidad; este hombre era Dios; los filésofos del paganismo tuvieran idea de un Dios cria- dor; pero infieles 4 las inspiraciones de la razon, no glo- rificaron 4 Dios como merecia, y convirtieron su imagen en esculturas de piedra, de animales, de reptiles y cua- drupedos; y léjos de anunciar la gloria de este Sér divi- no al resto de los hombres, se confundian con el popula- cho ignorante, para participar sus dultos y las abomina— ciones de la carne. El mismo legislador de! pueblo he- breo y los muchos Profetas que florecieron en su seno, no pensaron jamas en predicar estas verdades 4 otras’ naciones, siéndoles esto casi imposible, ocupados como estaban siempre en contener @ Israel para que no caye- se en la idolatria. ,No es, pues , digno de llamar nuestra “atencion que habiendo estado la humanidad entregada por cuatro mil afios 4 sus propias luces, no hubiese ja- mas aparecido un solo hombre que predicase 4 los de- mas estos principios qué dan honor 4 la divinidad, y que
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