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-y digno de la sabiduria infinita? La miseria en que ca- yera el hombre criminal, gno os parece que reclamaba una reformacion? gHabra un solo hombre pensador que pueda afirmar que el hombre y la sociedad pueden ser felices sin acomodarse 4 lo que prescribe la Religion revelada? Examinemos por partes lo que Dios exige del hombre, y deduciremos legitimamente dos cosas: una, que Dios ha tenido con nosotros demasiada pie- dad, revelandonos una Religion tan propia 4 formar nuestra dicha en esta vida y en la otra que esperamos; - otra, que son los hombres horriblemente ingratos contra el Sér divino, y crueles contra si mismos, en no vivir conforme la Religion les manda, En efecto, amados mios: 4qué nos enseiia la Religion sobre la gloria que debemos dar 4 Dios, y en qué la fun=- da? ;Ah! ;Qué maravillas, qué grandezas se descubren en la Divinidad! Con la luz de la revelacion vemos al invi- sible, al Autor y Duefio del mundo, omnipotente, inmu- table, conduciendo todas las cosas con su sabiduria, dando fuerza y vigor. a las criaturas con su presencia, lle- nando hasta el mas retirado rincon del mundo con su in- mensidad; vemos 4 este Dios benéfico, amable y Padre de todos, que nos saca de la nada, nos vivifica con su aliento divino, y manda toda la naturaleza que produzca y trabaje sin cesar por nuestro propio bien. Al eco de su - Yoz imperiosa, las aguas, convirtiéndose en vapores, su- ~ ben por los aires, para dejar caer luégo sus gotas fecun- dantes; Il convierte las tempestades en aguas pacificas; El encierra los vientos y los suelta; fl extiende su mano sobre las encrespadas olas del Océano, mandandolas que se aquieten y que estén atenidas 4 los limites que tienen prefijados en la humilde playa; no basta para adorar & este Sér divino el conocerlo como fildsofo; es preciso adorarlo con corazon 'sencillo, y la revelacion nos ensefia que el culto que Dios exige no consiste en el aparato

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