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del cuerpo son transitorias; el cuerpo no es mas que un | poco de tierra animada que, como la flor del campo, hoy — florece y maflana se marchita; su existencia es insignifi- cante, es limitada, y una causa limitada y corruptible no puede influir en que otra infinita 6 inmensa se ponga en movimiento; gqué hay, pues, en el hombre que Dios haya mirado con tanto interés, que le hizo bajar al seno de una virgen, encerrarse en un cuerpo humano, morir y padecer en él? j;Ah, amados mios! Se deja ver aqui ya la otra parte del compuesto humano, reclamando la en- -carnacion del verbo, el alma espiritual, inmortal, eter- na: nada importaba que pereciese el cuerpo, si éste tu- viera alma puramente sensitiva como la del bruto, por- que enténces al espirar entrara para siempre en la region de la nada; pero esta alma es semejante a Dios y ha de duraf para siempre; esta alma, no obstante que se separa del cuerpo, esta reclamando una nueva union, suspira por renovar los lazos de su amistad antigua; padecen en cierto modo una violencia todo el tiempo que se hallan separados estos dos amigos, como nos lo dan 4 entender las convulsiones dela muerte, y bien sabeis que ninguna ~ violencia puede ser perpétua; y debiéndose unir estos dos objetos para no separarse jamas, es indispensable que la felicidad 6 desdicha del alma ha de afectar al cuerpo, | : _ @Descubris ya cual es la causa humana que haya po- dido atraer las miradas de un Dios? Si; es ésta la inmor- talidad del alma; esta hechura de las manos divinas naufragaba para siempre en el tempestuoso mar del error, por haber declinado ella misma del camino de la verdad y felicidad; se perdia para siempre, y admiremos con él divino Pablo la infinita misericordia de Dios. Hubo en el principio del mundo dos criaturas rebeldes, el angel y el. hombre; no quiso perdonar al primero, y determind to- “uar carne humana para redimir al segundo, no permi- aN gee aver
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