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42 f cuerpo — > entregado 4 continuas convulsiones, que la enervan y aniquilan. La vida material del hombre se sostiene con los alimentos terrenos; la vida del alma — con las creencias. Voy, pues, 4 cimentar las verdades morales y dogmaticas que habeis de oir en esta gran maxima ; el hombre y la sociedad exigen por su naturaleza la Religion revelada, para vivir felices en el mundo. jDios Santo! Poned vuestras palabras en mis labios para pre- dicar la verdad y confundir el error. AvE MaRIA. Atendido el actual érden de cosas , es preciso inferir, dice el Angel de las Escuelas, que Dios no bajara del cielo 4 la tierra siel hombre no hubiese incurrido en anatema eterno por su antigua rebelion. Cudl fuese la causa que movié 4 Dios a ejecutar una obra tan admira- ble, es preciso buscarla, tanto en la naturaleza divina como en la humana; en aquélla no hubo otro principio que la misericordia de Dios; mas en la nuestra no habia alguno que pudiese obligar al cielo 4 desplegar todo su poder, porque las causas segundas no tienen imperio al- guno sobre la primera: gno habria , pues, en la humani- dad algun motivo poderoso que inelinase el corazon di- vino 4 ella, para que la dirigiera una mirada compasiva? — Examinemos al hombre; dividamoslo, y pronto lo encon- _ traremos. Tiene éste un cuerpo material que se asemeja al bruto; este cuerpo se debilita, muere, se disuelve en polvo: gpudiera este cuerpo llamar la atencion divina tan particularmente? Sufre hambre, frio, desnudez, cansan- cio, enfermedades y dolencias continuas: jera esto sufi- ciente para motivar un portento tan grande como la en- carnacion del Hijo de Dios? No} porque las penalidades

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