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ordculos, 4 convencer de mentirosos 4 todos los artispices y magos; vengo a expulsar a todos los dioses; yo me lla- mo Pedro; me envia con esta mision un Hombre nacido de una Virgen, educado por un pobre artesano, y muerto en un suplicio.—Esa mision es ridicula: gqué fuerzas traes? 4Quién te acompaiia? gDénde estan los recursos? gDénde los ejércitos, y qué pretendes sustituir 4 nuestros cultos? —Yo no tengo arma alguna ofensiva; mi palabra es sufi- ciente para persuadir 4 todos los Emperadores y sabios; _ no ha de quedar una estatua de dios falso en su lugar; las voy 4 pulverizar todas, y en su lugar pondré este peda- zo de madera, esta cruz.—jDesgraciado! Vuélvete 4 aquel pais del fanatismo; toma de nuevo tus redes para que puedas vivir pacificamente; esta empresa no seria buena sino para un Anibal 6 para un Alejandro, 6 algunos de esos héroes que contaban con un millon de combatientes, y acaso perecerian en la demanda; porque gquién va a de- cir 4 Neron que sea mas humano? gQuién va a4 decir al Senado y al pueblo que adore 4 un malhechor muerto en una cruz, cuando tenemos dioses inmortales en la esfera, en las nubes y hasta en las entraiias de la tierra?—gQuién? Yo, dice Pedro, y sigue su camino; el 'espiritu de ver-~ dad va dando fuerzas 4 sus enervados miembros. Miradlo cémo entra en Roma; extiende su vista, y no encuentra sino idolos. Pedro no puede soportar tanta ceguedad; se dirige 4 los obeliscos, 4 los altares y nichos: «jAbajo, dice, idolos de Menfis, de Ninive, de Susan, de Babilonia; aba- jo divinidades falsas de Amon y de Moab; no hay mas que un Dios en los cielos y en la tierra!» Se endereza al Panteon, y conmina 4 cuantos adornan sus innumerables aras: «jAbajo tambien, les dice, tu, Jupiter conservador, Marte, Vénus, Mercurio, Juno, Saturno, que teneis en- gafiado al mundo; abajo todos, pues voy 4 poner en vues- tro lugar esta cruz!» Hablé Pedro, y jcosa admirable! tiemblan los cimien-