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historiador satirico de aquellos tiempos; mas facilmente se encuentra en esta capital del imperio un Dios de pie- dra, que un hombre;» Roma es el tipo de todas las ciuda- des del imperio; Atenas y Cartago son tan supersticiosas como la gran metrépoli del error; entrad en cualquiera de sus casas, y la encontrareis toda plagada de dioses. domésticos; salid 4 sus plazas, y no hay angulo ni reco- do que no tenga su nicho; paseaos por sus calles, y todo se reduce & obeliscos, altares, titulos y templos consa- grados 4 la idolatria; la disolucion, la prostitucion, el asesinato, el latrocinio, la violencia, el rapto, la crdpula, _ la embriaguez, la tirania, todos tienen su niimen tutelar; — todo es Dios en el mundo ménos el verdadero Dios. 4Quién se atrevera 4 entrar en Roma sin adorar 4 lo léjos al Dios Capitolino? gQuién llegara 4sus puertas sin do- blar su rodilla 4 Céres, diosa de la tierra; 4 Neptuno, dios del mar; 4 Marte, dios de la guerra; 4 Proserpina y Plu- ton, dioses de la muerte, y a otras divinidades que no es del caso referir? {Quién? Pedro; Pedro, quien, despues de haber fundado las iglesias de Antioquia, de la Bitinia, del Ponto y de Ja Galacia, encamina sus pasos hacia Roma para arrojar de ella la idolatria, para humillar 4 sus Cé- sares y confundir 4 los sabios del Portico. Seamos por un momento moradores de la antigua Roma 6 hijos de sus creencias. Salgamos al encuentro 4 este hombre; hablé- mosle diciéndolé la verdad de las cosas, para que no aco- meta una hazaiia en que ha de quedar avergonzado y confundido. Ya llega: gquién eres tii y 4 dénde vas, hom- brezuelo cubierto de harapos?—Yo soy un peacaag del lago de Genezareth en la Palestina.—jCdmo? ,Y tu, judio, te atreves 4 pisar la tierra romana, santificada.con tantos dioses, enaltecida con tantos héroes, y cubierta de mil glorias? ,Tu, judio, grosero, rebelde y fanatico?—No im- porta; vengo 4 erigir mi solio, poniendo por pedestal el trono de los Césares; yengo 4 mandar callar 4 todos los TOMO I. 3