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os eas . oe Emperador y tantas legiones, con tantos sabios y pueblos; ! si eres Dios, tambien ha llegado el momento perentorio de obrar. Este es el momento en que has de tocar con tu dedo las cimas de los montes , para que se abran sus cra- teres y vomiten lavas sembrando el pavor en la tierra; aho- ra te has de acordar de los truenos y relampagos del Sinai, de los prodigios del Tain y el mar Rojo; ahora es cuando 4 tu legada han de ser pulverizadas las ciudades; ahora es la hora de enviar angeles exterminadores que casti- guen al orgulloso y blasfemo Sennaquerib, al sacrilego Heliodoro, a los infames Corés y Abirones; ahora... pero - aquién habla en este momento? La ciencia humana, que no sabe ganar. sino oponiendo violencia 4 violencia, fuerza4 fuerza, Silencio, pues, silencio, filosofia carnal; no ha de ser vencido el mundo con estas armas; la pa- ciencia y humildad de Jesus y sus secuaces van a triun- - far sobre las preocupaciones de los pueblos. El error ha durado cuatro mil afios; no importa; la paciencia y hu= mildad han de ser mas fuertes que cuarenta siglos de prescripcion; ella triunfara sobre las supersticiones po- pulares, sobre los errores hereditarios, sobre los sistemas intolerantes de los sabios, sobre las imposturas de los oraculos , ora sean sibilicos , ora egipeios; triunfara de la tirania de los Césares; triunfara del entendimiento y _voluntad de todos los hombres; recoged, pues, vuestras fuerzas; salid 4 la arena, Reyes, pueblos, sacerdotes, Magos, encantadores, fildsofos y pasiones; llegé la hora del combate; acometed todos 4 Jesus. ; Asi sucede: al poco de la muerte de Jesus em- pieza el apostolado 4 recorrer la tierra, semejante 4 esas _ nubes que rapidamente vuelan en las alas de los vientos: tan pronto estén en el Aquilon como en el Mediodia; tan pronto en el Oriente como en el Occidente ; mares, de- siertos, lagos, rios , lagunas, precipicios , aldeas, ciuda- des, provincias, reinos, imperios, todo es visitado por los

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