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24 dacdodo todas las cosas, sentado como esta 4 la diestra del Padre en las alturas. Voy & tomar en mis labios aque- Jo que la filosofia incrédula ha encontrado en Jesus como mas vil, abyecto y despreciable, de lo que se ha servido’ para vomitar sarcasmos y llevar de ese modo la duda 4 todo entendimiento. El] nombre y las creencias de Jesus han penetrado en todas las regiones de la tierra; cua- venta afios despues de su muerte fuera anunciado enel Asia, en la Iliria, en el Ponto, en la Capadocia, en Biti- nia, en las Galias, en la Iberia, en el Africa, en Egipto, -en el Indostan, en la Persia, entre los parthos y medos, y en cuantos paises eran conocidos. Al llegar & estos pun- tos, los evangelizadores mandan callar & los idolos, enmu= ‘decen los pitones y agoreros , los encantadores y magos: ordenan 4 los Emperadores y Senados que doblen su ro- dilla ante un pedazo de leiio puesto en forma de Cruz, les prescriben las ordenanzas mas opuestas 4 cuanto hasta ent6nces practicaban. j Qué arrojo! {Qué temeridad! ;Qué locura! ,Quién es ese Jesus que asi manda4 los hombres? 4Quiénes esos hombres que llevan su noticia 4 toda la tierra? ; Ah! Es un judio. Bastaba este solo nombre para hacerlo detestable ; judfo, en la época de la apari= cion de Jesus, valia tanto como fanatico , supersticioso, usurero, grosero, barbaro, vil y abominable; el Capitolio y el Areépago sancionaron estas denominaciones en las asambleas de sus sabios. Sin embargo, el nombre era di- simulable : toda nacion tiene sus héroes: Jesus ha podido frecuentar'las escuelas, correr las naciones, visitar las — cortes, aprender la filosofia de Atenas, la industria del Egipto, la politica de Roma, y despues de sus grandes - estudios ha podido meditar la gran empresa de moderar las naciones con sus leyes. Nada de esto: Jesus ha teni- do un nacimiento despreciable, en un establo de anima- les ; una nifiez désconocida, una juventud sin lustre; es hijo de una doncella pobre; su educacion se ha hecho en

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