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11 al hombre sin la cooperacion del hombre, no lo justifica sin que coopere el hombrea esta justificacion por medio de la voluntad, prevenida de la gracia: Qui fecit te sine te, non justificat te sine te. Esta justificacion del peca- dor, esta salvacion del hombre caido, esta obra porten= tosa del mundo moral, depende toda, en sentir del Apés- tol, de la predicacion: Placuit, etc.; mas para que esta obra llegue 4 su complemento, es tants pidivabls que el hombre ponga en practica lo que oye de la boca del mi- nistro evangélico, y sdlo enténces obra en nosotros la gracia de Dios, ayudandonos mas y mas, hasta que pro- duzca su fruto, cien veces doblado. No; de nada sirve oir la voz del Sefior, si no practicamos lo que El nos enseiia; para ser sus amigos, es necesario estar justificados , y a esta justificacion llegamos cuando cumplimos lo que El nos manda: Vos amici met estis, si fueritis que precipio opbiaeo:25° 35. 43 - Para demostraros lo peligroso que es para la sal¥acion _ el oir la palabra de Dios sin practicar lo que ella fos en- sefia, bien pudiera traer 4 vuestra memoria lo que el mis- mo Salvador dijo a la muchedumbre de pueblo que venia & escuchar su palabra. Propisoles la parabola del sembra- dor: gy quién no tiembla al considerar la explicacion qué el. mismo Jesus hizo de ella 4 sus Apéstoles? Esparce Dios por medio de sus ministros la semilla celestial de la pa- labra en el campo de su Iglesia: todos la oyen; pero unos tienen su alma ocupada en cosas del mundo, y apenas puede Hegar 4 ellos esta simiente divina; otros tienen su corazon tan estragado con los placeres dois carne, y tan poco:visitado ‘del rocfo celestial de la gracia, por ellos muchas veces despreciada, que apenas puede echar en ellos raices profundas; otros la oyen tambien, pero tan- tos son los cuidados que ponen en adquirir bienes tem- porales, que éstos sofocan toda idea sana, todo pensa~ miento saludable que pueda producir en ellos la palabra
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