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sos y con malicia, y han evctinnatie asi ultrajando Ss ; santidad de los Sacramentos, y formando ellos mismos = el proceso criminal que los condena al fuego eterno, aia - diendo pecados sobre pecados y sacrilegios sobre sacrile- gios? Y sin embargo, los remordimientos no tienen fuer- za em su corazon, y la conciencia se halla como muda; mas jay! esta tranquilidad con que el pecador esta sen- tado en el muladar de sus pecados no proviene de una alma pura, porque tambien hay quietud en el pecado, — amados mios; el hombre habituado 4 ofender a Dios duer- me entre los horrores del crimen con la tranquilidad que tenia Jonas adormecido en medio de las olas furiosas que iban 4 causar su naufragio; y el mismo bramido de la culpa, y el soplo impetuoso del crimen se vuelven para él un aire suave 6 un dulce susurro, que le infunden un sueiio mas profundo. ,Quién lo duda? Dos clases de tran quilidad hay en esta vida, dice San Bernardo: una pro- viene de amor perfecto, y es propia de los Santos; otra de la malicia consumada, y ésta es propia de los pecadores; aquélla conduce 4 una eternidad feliz, y ésta 4 un térmir ‘no desdichado; los Santos nada temen, porque en nadales arguye su conciencia; los pecadores obstinados nada te- men tampoco, porque su conciencia esta como muerta, y la malicia lleg6 4 su colmo. ; Ah, pecadores infelices! Yo lloro vuestra suerte, porque sois semejantes 4 las bestias que se abandonan sin cuidado para que vayan 4 donde les guie su apetito, por estar destinadas al matadero ; ya no vela sobre vosotros el buen Pastor, porque ha malgas- tado el tiempo en vuestro cuidado, habeis resistido mil veces & su tierna solicitud, y él ha fulminado contra vos- | otros la senténcia de muerte, y habeis entrado en poder del enemigo, de cuyas garras no saldreis.jamas. Esta es la suerte que cabe al corazon obstinado; cree el vulgo que las almas no entran en el dominio del de- monio sino despues: que han sido precipitadas en la re-

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