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cibe con corazon sencillo y los aprovecha, esta cierto que ha de subir & la region de la inmortalidad , teniendo por prenda de su creencia la palabra y el juramento de un Dios fiel en sus promesas, y exento por naturaleza de mentira y de error. No se crea que la santidad de esos hombres que nues- tra piedad venera, y que son la admiracion Aun de los impios, tuvo otros principios; eran hombres, dice San Am- brosio, de la misma naturaleza que nosotros; tenian en el ; fondo de sualma las mismas pasiones; fueron atacados por los mismos enemigos; los halagaba el mismo mundo con _ $us Vicios, pero no consintieron jamas en sus asechanzas; _ mas habiendo recibido una vez el gérmen de la gracia,. fué ésta aumentandose por grados, hasta que se elevaron *. y fortalecieron, 4 semejanza de los arboles gigantescos que cubren las cimas de los montes, y cuya robustez los hace superiores a los ataques de los vientos y delas tem- pestades, por furiosas y desencadenadas que sean; de aqui traen su origen la fortaleza de los Apéstoles, el va- lor de los martires, el heroismo de los confesores y vir- genes, y las admirables virtudes de los austeros anacore- tas. Pero ;cuan al contrario sucede al alma que se mues- tra indiferente 4 la gracia 6 la desprecia! ; En qué abismo- se precipita el que no pone a ganancias el talento que Dios le ha dado! ;Oh, amados mios! Al manifestaros el - triste estado de un alma que se aparta de su Dios, no es mi intencion el desalentar & los pecadores; pero sf qui- siera infundirles un ‘santo terror, para que no se acaben de precipitar en el seno de la perdicion. Hemos de supo- ner desde luégo, como doctrina ensefiada por el Concilio ° de Trento y por los Padres, que Dios da 4 todos los hom- bres la gracia suficiente para salvarse, y, ademas, que Dios no se alejadela criatura sino despues que ésta lo. ha despedido de si y entregadose en manos del pecado; _ enténces Dios se retira , mas no del todo, sino que envia ails a

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