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. , PARTE UNICA. Los méritos de Jesucristo fueron tan grandes y copio- sos, que bastaron para redimir 4 todos los hombres , aun- que estos pasasen 4 ser infinitos en ntimero. Si, amados . mios: donde abundé el delito, dice el Apdstol, sobre- abundé la gracia; y si por el pecado de un solo hombre entr6é en el mundo la muerte envolviendo en sus ruino- sas consecuencias 4 todos sus descendientes, por la san- gre de Jesus entré la vida, fué destruida la muerte, pere- cid el imperio del pecado , y las generaciones todas, pros- critas por el anatema de un Dios justo, quedaron salvas mediante la satisfaccion de un Dios misericordioso. No bastaba esto, sin embargo, para que los hijos de Adan entrasena poseer los gozos eternos cuyas puertas cerrara su primer padre. Muy gratuitamente habia despreciado . el hombre 4 su Criador ; Este no se hallaba obligado 4 en- viar un Redentor que solventase la deuda que el hombre no podia pagar, por no tener la criatura limitada fuerza suficiente para aplacar 4 un Dios infinito. Al paso, pues, que, movido por su bondad , mand6 4su Hijo que bajase del cielo 4 morir en un madero, determindé, por un de- creto irrevocable de su justicia, que los hombres no lo- -_grasen el fruto de la redencion sino mediante su coope- racion activa y eficaz: jadmirable economia de la Provi- dencia! De. este modo la gracia y la gloria son dones gratuitos que se dan al hombre mediante los méritos del Redentor, y, ademas, fundado el hombre en esta gracia, y cooperando por su parte 4 sus llamamientos , tiene un derecho inalienable al aumento de la gracia y & la pose- sion de la gloria; Dios se obliga , por su parte, 4 no ne- gar 4 nadie los auxilios oportunos, y si el hombre los re- eo” iangs SMa oe mia

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