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Phe ees Dae 93 debia saber mas.que peinarse, vestirse, engalanarse, y, adornarse, llevan entre los pliegues de su vestido, 6 en lo mas 4 mano de su-ridiculo el revolver (1) ;Qué fené- meno es este tan nuevo, tan raro, y tan contrario al es- piritu de paz y de union, que ha de haber entre los hombres para vivir en sociedad? ‘ Pero, hablemos claro: esto no es fenomenal, sino cau- sal: esto es la consecuencia inmediata de los principios dafiinos de la politica moderna: los llamados grandes principios de igualdad, fraternidad, y libertad han puesto al mundo en este estado. A la santa igualdad moral que Jesucristo planted en el seno de las naciones, para que reyes y vasallos supiesen que eran hijos de un mismo Padre celestial, y hermanos todos, por tener una misma fe y un mismo bautismo, y por deber el grande ser pequefio, el rico ser pobre en la humildad y en la pobreza de espiritu, la ciencia moderna ha querido sus- tituir esa igualdad perniciosa, que no permite que ha- ya mas derecho de mandar, que el que emana de la mu- chedumbre aunada, ni mds autoridad que la que delegue el pueblo en quien el elija para su jefe, planteando ademas esa libertad, destructora de la verdadera li- bertad, que no admite yugo ni freno en la vida, y des- precia toda ley, que no sea efecto de una convencion miitua, no permitiendo ni aun que el entendimiento in- finito dé lecciones 41a razon humana, ni que la volun- tad eterna determine la observancia de sus preceptos. Un fiero combate habia de suceder 4 la publicacion de estas doctrinas, entrando en la pelea la autoridad y (1) Una de las cosas, mas dignas de estudio hoy dia, es la abupdancia de muertes violentas que hay en los Estados Unidos: pero esto es muy facil de ex- plicarse: en ese pais, asi como en todos aquellos, que en su formacion 6 regula- cion sigan las teorias modernas, cada uno tiene que mirar mucho por sn propia defensa y conservacion. De ahf viene que, como apénas hay quien no Ileve revolver, en cualquier disputa se acaloran los contrincantes, y con la mayor facilidad se mata 4 un hombre. Triste es decirlo: pero, ello es verdad, que, aun enel congreso de diputados, se“han visto en aquel pais alguna vez escenas poco dignas de los que se llaman soberanos.