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22 un plano inelinado, 6 préximo 4 inclinarse: porque en el barémetro de las cosas se ve, que ha descendido la civilizacion del espiritu, 4 medida que ha subido la de la materia, y que lleva tendencias de llegar 4 cero, se- ‘gun se ha ido enfriando en los hombres el amor de las instituciones antiguas, y se han planteado las modernas con furioso anhelo. El fenémeno mas notable que hoy dia vemos en los gobiernos en general, es la falta de una fuerza y la abundancia de otra. Correspondiente 4 este fendmeno, notamos en los pueblos un anhelo vehemente, pero al al mismo tiempo contrario 4 los designios amorosos de la Providencia al criar al hombre. Hay una espécie de ardor febril en la sociedad por inventar méquinas, para ahorrar brazos y amontonar ganancias, y para hacer que una semana de trabajo valga por cinco: pero en medio de esa agitacion de los espiritus para inventar, se nota que sobresale entre todos los anhelos el de in- ventar armas. En el drden social y moral de los tiem- pos y de las cosas, esto llama la atencion en demasia. Cada dia se ven piezas de artilleria mds espantosas: las hay que parecen monstruos, pues para cargarlas son” precisos aparejos y motones: las hay que cuestan diez mil pesos fuertes, y cada tiro, que sale de sus_horren- das bocas, doscientos: apénas pasa un mes, sin que sal- ga un nuevo fusil, un nuevo revolver, emulando los in- , ventores la ligereza de los vientos para los plomos, y la instantaneidad de la electricidad para lanzar proyec- tiles. No parece sino, que los hombres quieren secundar aquel deseoSque se atribuye 4 Neron, de que un alfange cortase de un solo golpe todas las cabezas de todos los hombres. Por otra parte, se sabe que hay naciones hoy dia en las cuales nadie anda sin llevar armas: el joven, el anciano van armados, y hasta el muchacho, que no sabe todavia lo que es la vida, hasta la jovenzuela, que no

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