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‘88 los charlatanes, como los forzados al cabo de vara que les grita: de deber leer cada dia, como por desayuno, diarios demagogos, impios, revolucionarios, telégramas falsos, noticias fingidas, y estar des = met rumiando las — veinticuatro horas esos farragos de necedades, de que se alimentan hoy los pueblos, no encontrando despues sino vacio, turbacion, nada. Y zeso puede llamarse de- recho? Muy dogmaticos se muestran esos escritores romanticos que dicen que se ha de adorar 4 Dios 4 lo naturalista: pero entre tanto, ellos no lo adoran sino viviendo entre salones soberbios y entre vapores de vinos y de manjares suculentos. Y el pobre proletario, que es feliz en su choza, con tener un pedazo de pan, y visitar cada domingo la Iglesia, y oir alli de los la- bios desu parroco los dogtnas consoladores de la reli- — gion jqué adelanta con esos derechos de la nueva poli- -tica? El dar con una senda que antes — cerrada para él, Ja de la desesperacion. . Tambien se ha conquistado el derecho de. ser repre- sentado ante los tronos de los reyes y por ante las asambleas de los pueblos, dando el sufragio 4 un indi- viduo, para que pueda ir 4 gritar cuanto quiera:en el Hamado santuario de las leyes, y hasta insultar alli im- punemente & la religion, al sentido comun, y aun 4 Dios mismo: 6 bien 4 otro, para que pueda ser empera- dor 6 rey: 6 bien al que va &abogar por el pueblo, para que no le graven demasiado en contribuciones. Esto es lo que se llama derechos politicos, derechos del hom- bre, derechos del pueblo: pero en sana légica y en el santuario de la razon desapasionada gpodra esto Ia- marse‘derechos del pueblo, derechos del hombre, dere- chos del ciudadano? Né6, esos no son derechos: eso es, y se debe llamar, derecho de algunos 4 reirse del pue- blo, & abusar de su sencillez, y 4manejarlo 4 su antojo, para sus miras personales. 3