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87 do sus derechos y recuperado sus fueros Y jcudles son esos derechos? gcudles esos fueros? Lastima causa al corazon el oirlos: se ha conquistado el dereche de poder vivir sin religion, 6 de escogerse cada cual la que gus- te. ;jVaya! Hay que confesar que el derecho es magni- co; es nada ménos que el derecho de despojarse el hom- bre del honor en que Dios lo constituye, nivelandose con los brutos esttipidos, y haciéndose semejante & ellos: (1) el derecho de volverse como el caballo y el mulo, Jos cuales no tienen entendimiento, (2) y viven bien sin tener religion, por habérsele negado la espiritualidad y la racionalidad: el derecho de retroceder 4 los tiem- pos, en que los dioses nacian en los huertos como decia Tacito & los egipcios burlandose de ellos. Solo la filoso- fia, 4 la cual Voltaire calificé de tan humana, que si ella mandase en la tierra, seria mejor vivir entre tigres que entre hombres afilosofados, solo la filosofia, repetimos puede inventar esos derechos, que dejan al hombre sin honor, y al género humano sin honra. Tambien se ha conquistado el derecho de poder sacu- dir el yugo Hamado de la supersticion, no creyendo en lo que han creido las generaciones pasadas, ni 4 los obis- pos, ni 4 los clérigos, y despreciando esas practicas religiosas, reputadas ya por niferias, por cuanto el hombre, ser nobilisimo, es, dicen los naturalistas, el - gran rey de este mundo, el monarca de este gran pa- lacio, y no debe rendir ese vasallage de las minuciosi- dades, siendo bastante para él adorar 4 la, naturaleza universal, 4 la idea, al todo. Sin duda que este dere- cho es tambien otro presente digno de la politica filoséfica: pero en cambio, los hombres se han im- puesto el yugo de tener que estar oyendo por fuerza 4 (1) Psalm. 48. v. 21. (2) Psalm. 31. v. 9,
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