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césariamente ha de forjarse uno; si no se creen las ver- dades reveladas, se cree en fabulas, en paparruchas, en. brujas, en encantamientos, en ficciones: y ;quién no se rie de ello? creen que no pueden comer trece juntos, porque uno se muere dentro del afio de la comida: creen tambien que el que deja caer la sal estando en la mesa, ha de padecer alguna desgracia muy pronto: creen los cuentos del arabe, las fieciones del viajero, las mil y una hazafias del turco: lo creen todo, ménos lo que debia creerse, como gritaba un vélebre incrédulo de hace ochenta afios: creo lo increible, Bond: Re. creaan Dios, ni creo & Dios. Echaron los falsos politicos por tierra la omnipoten- cia de Dios, y la autoridad de la Iglesia, y se han visto precisados 4 sustituir la omnipotencia del Estado, la omnisciencia del Poder, la universalidad del hombre. jPobre hombre! jE, que no vive sino sobre un pié eua-, drado de terreno! jél, que tiene que servirse de vidrios para ver 4 corta distancia! jél, que esta estudiando hoy dia-en los institutos y universidades, griego, latin, ara- be, sanscrito, matematicas, geografia, historia, y cien cosas mas, y despues de tantos afios sale con el registro’ de que no sabe, ni siquiera si hay en las lenguas decli- naciones, de que no sabe si hay Dios, de que no sabe si debe haber religion, de que no sabe si el hombre es superior al orangutan, de que no sabe si se diferencian en lo que sigue 4 la muerte el mico y el hombre! Pues si 4 entendimientos como estos se les concede la univer- salidad, y la sociedad humana progresa asi, es seguro que con el tiempo los hombres en vez de andar como hombres, andarén como cangrejos. La verdad es, que los politicos han establecido hoy en la sabiduria y en la fuerza del Estado todo lo que han querido quitar 4 la sabiduria de Dios y de su Igle- sia. El] Estado, segun ellos, tiene derechos ilimitables,

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