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" ae eee : oS er a ee CMa Bech So sdiiracancodnsinapetitineeeteatentaniameateienm aan - me cera aa ee The ae me Rd ‘fora elntone Sark? Sete eee 66 ‘ unos lo Ilaman naturaleza, otros materia, otros espiri- tu, razon, idea, absoluto, Pan, y otros Dios, pero Dios al cual podrian erigir un ara, como la que tenian los atenienses, erigida al Dios verdadero sin conocerlo, ignoto Deo. Pregintese ahora 4 quien quiera que esté de buena fe, si al oir el razonamiento del yo de Scheling, no pre- guntaré si la c4tedra del maestro esté en una univer’ sidad, 6 en un orate. Digannos francamente los filéso- fos modernos en que época del mundo han colocado al linaje humano: ni Hegel, ni Scheling, ni ninguno de los sabios modernos tiene, siquiera, el mérito de la invencion de estas teorias: puesto que hace mu- cho tiempo que los metafisicos se empefiaron en decir, que para probar que una cosa es, era preciso empe- zar por decir, noes; Antes que la escuela de los eléati- cos tuviese la pretension de colocar en la inteligencia la realidad del universo, los filésofos del Indostan profe- saban el panteismo idealista. Todas esas doctrinas de Voltaire, de Rousseau y de esa turba de filésofos cinicos de la época actual las encontramos tambien en Zenon, en Didgenes. De manera que los filésofos nfodernos nada han inventado: todo su trabajo —_ en haber que- rido dar vida al cadaver del paganism, revistiendo su fealdad con el manto del racionalismo, y decorando las basuras hediondas de los excesos antiguos con ciertas galas de palabras, y de modales. £Cémo no ha de juzgar por tanto el concilio 4 este gran criminal que se presenta con el manto pomposo de la filo- sofia? Lo juzgara como al gran asesino de las inteligen- cias, como al ladron de la ilustracion del espiritu, como al suplantador de la civilizacion de los hombres, que ha querido sepultar el espiritu, absorbiéndolo en el pan- teismo, en el materialismo, en el degradante deismo, yenel culto dela razon. gCémo se han presentado

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