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63 mientos: el cielo y sus astros, la tierra y sus moradores son colocados en la categoria que tienen como seres ca- ducos todos, pero distintos en naturaleza, teniendo cada cual la suya con sus perfecciones respectivas, con sus instintos y sus propiedades, y el hombre se deja ver como el ser racional, espiritual, que esté en contacto con Dios en su naturaleza espiritual, y en comercio con cuanto es visible en la tierra por su naturaleza animal, reconociendo él dentro de si mismo una virtud, que lo hace superior 4 la naturaleza puramente animal, que lo constituye sefior de todo ser sublunar, pero que no por eso deja de mostrarle sin cesar que él es intinita- mente inferior 4 Dios, que su alma espiritual no es la sustancia de Dios, aunque se parezca 4 él en algo. Y he aqui el campo inmenso de la filosofia cristiana, donde todo esté coordinado, la materia obedece al espiritu, el espiritu obedece 4 la ley, y Dios sostiene esa materia, conserva esos espiritus, impone sus preceptos, y todo esto presenta al filésofo el horizonte més vasto, la ar- monia mas. bella, el saber mas proninge y la ciencia mas titil que pueda darse. Pero esta gran filosofia venia dela revelacion, y hay que dar gracias 4 Dios, de que haya durado en el mun- do hasta hoy, gracias 4 las escuelas catélicas. Pero hay que estar ciego para no ver, que desde que Descartes se empefié en buscar la base de toda filosofia en el do- minio de la conciencia, en el mundo interior de cada uno, el aspecto de la filosofia ha cambiado. Algunos han pensado que la filosofia de Descartes conducia al sistema de Espinosa, y creemos que no se han equivo- cado: sea de esto lo que fuere, véase la gradacion que ha tenido la filosofia desde que abriéd Descartes su es- cuela de filosofia moderna. Locke, que abrazé el siste- ma del filésofo francés, le dié otra direccion, y afirman- do que no tenemos idea de lo que es una sustancia, con-

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